jueves, 24 de noviembre de 2011

La idea

Al principio sólo era una idea, un proyecto que bien hubiera podido llevar al cabo o dejar pasar. Quizás debí hacer lo segundo; olvidar tu mirada y seguir con mi existencia… sin ti, pero no pude... ¿Cómo podría? Habías marcado mi vida y ya era demasiado tarde para cerrar los ojos.

Mi intención nunca fue aprovecharme o lastimarte de alguna manera. Pero dime ahora entonces ¿cómo es que terminamos así? Pronto me meterán a la cárcel y lo que más lamento no es la pérdida de la libertad, sino dejarte ahí… colgada. 

En mi vida tú no eras nadie y en la tuya yo era mucho menos que eso. Si nunca te hubieras aparecido por mi camino, si no existieras o nunca hubiera sabido de ti, nada habría pasado y ninguno de los dos estaría lamentándose ahora, especialmente yo.

Pero no podías hacer eso ¿verdad? No…, tú tenías que aparecer, poner mi mundo de cabeza y sembrar en mi mente esa idea de la que ahora me arrepiento, pero al mismo tiempo repetiría una y otra vez, hasta estar por fin juntos…, o conocer la muerte.

Tú…, siempre tan altiva y ajena, como una diosa que se exhibe ante un puñado de mortales, como si sólo existiéramos para contemplar tu belleza…, tu eternidad…, tu mirada. Palabras que palidecen ante tus encantos y que me obligaron a actuar de un modo tal… que no me enorgullece, pero ¿qué le íbamos a hacer? Tenías que ser mía, de nadie más, y la verdad es que no se me ocurrió otra manera.

Pero ahora ya es tarde. Las cosas no salieron como yo pensaba y he de pagar por mis errores. En este momento me llevan detenido, acusado de un hecho que repetiría un millón de veces. Mientras tú sigues ahí; inmóvil y con esa mirada que me acusa..., me horroriza y a la vez me encanta…  

Ignoro por cuanto tiempo estarás ahí; sola y colgada de ese muro. No sé a cuántos más cautivarás con tu belleza, o mirarás de la misma forma que a mí. Pero te juro que tan pronto cumpla con mi condena he de regresar por ti, mucho mejor preparado y con un nuevo plan bajo el brazo, y entonces… no me podrán detener.

Te sacaré de aquí sin importar cuántas cámaras, o cuántos hombres y bestias resguarden tu sueño, te llevaré conmigo, te sustraeré de este frío y anacrónico museo, para colgarte en mi pared.       

2 comentarios: