martes, 17 de abril de 2012

Adriana

Adriana siempre se ha sabido una mujer especial. No es la soberbia lo que la caracteriza, pero es consciente que desde que era muy niña, la vida le ha presentado obstáculos que no todos logran superar. Pero aún así ha seguido adelante y ha triunfado donde los demás se darían por vencidos. Lo cual la ha fortalecido al grado de sentirse feliz y satisfecha con su existencia.

            Desde pequeña Adriana no puede caminar, a causa de una enfermedad que inutilizó su espina dorsal y que la tiene confinada a una silla de ruedas. Pero ella no se detiene a ver qué es lo que no puede hacer, más bien invierte su tiempo en realizar todas aquellas actividades que le sean posibles. Desde muy joven es aficionada a la lectura y a la pintura, por lo que no era raro que después de leer algún capítulo de un libro, se le viera recreando la historia en un trozo de papel, y su escena preferida en un lienzo.

            Sus fieles compañeras de juegos siempre han sido “Soledad” e “Imaginación”. Y aunque la primera en ocasiones la deprime, la segunda se ha vuelto su mejor aliada contra la tristeza, y las tres juntas han vivido aventuras que muy pocos han experimentado, y muchos menos han soñado siquiera.

            Desde hace un tiempo para acá, a los libros y a la pintura se le ha sumado una nueva actividad: “la escritura”. Como un proceso casi natural, Adriana lee, pinta y escribe con una soltura que por momentos nos hace pensar que su mundo es mucho más vasto que el nuestro, porque está lleno de aromas, colores, texturas, sabores y formas que no es posible captar con los meros sentidos.

            Desde su ventana, Adriana ha visto correr a los niños y caminar a los hombres, y eso continuamente le recuerda su situación, pero no se deja llevar por el padecer y “crea”. Transforma la realidad a través de su imaginación, y su mente se desborda en un sin fin de historias que plasma en los lienzos y en el papel, con lo que hace de este mundo un lugar mucho mejor.

            Hay quienes han sufrido menos, pero se zambullen en su dolor y terminan ahogándose en sus penas. Pero ella no, Adriana sabe que la vida es corta, cada momento es precioso, y cada instante irrepetible. Por eso no pierde el tiempo aferrándose al recuerdo de todo aquello que la ha lastimado. No tiene caso.

            Adriana se despierta con los primeros rayos del sol, y desde que amanece ya está creando. Articula sus sueños, da luz a sus pesadillas y ahuyenta a las tinieblas con versos, colores e historias que nadie conocería si no fuera por ella.

            Desde pequeña Adriana no puede caminar, pero ella va mucho más lejos que los pasos de cualquiera. Desde niña no camina, pero de un tiempo a la fecha, ella vuela.               

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