martes, 17 de abril de 2012

Al frente

Después de múltiples sacrificios, por fin ha llegado el día de saber si las desveladas continuas y el trabajo invertido valieron la pena. Todos mis pares lucen nerviosos, inseguros y… desenfocados, en tanto que yo intento transmitirles certeza y confianza, sin mucho éxito. Sólo espero que todo esto no se quede en las meras apariencias, y al final también yo termine sucumbiendo al pánico.

            Enfrente de mí está “el destino”, aterrador y soberbio. Camina con firmeza, mientras con la mirada seria intenta intimidarnos y minar nuestra confianza. Luce imponente y complacido, al ver que ha logrado plantar su semilla de terror en más de una consciencia. Yo finjo, no quiero que sepa que su táctica no ha funcionado conmigo. Aún no es tiempo, pero pronto habré de demostrar que no le temo, y que estoy por encima de cualquier desafío que él o cualquiera pueda ofrecerme, o al menos eso espero.

            El silencio se impone a los cuchicheos, que hasta hace unos segundos parecían interminables. En el ambiente se percibe que “hoy” es el “día” y que todo lo hecho hasta ahora habrá significado “nada”, si después de este “encuentro” nos marchamos con una derrota. Ni siquiera nuestra respiración se atreve a alzar la voz. Parecemos ausentes, hasta que una insolente mosca distrae nuestra atención, sólo para pagar con la vida su error, y quedar aplastada en la pared, como ejemplo de lo que es capaz el inclemente destino.

            Todo está listo. Ya nos indicaron que guardáramos nuestras únicas armas, y no hay manera de volver atrás. Es la última oportunidad que tenemos de hacer acopio de coraje, mente y estómago, y permanecer preparados para lo que pueda ocurrir. Ahora sólo es cuestión de tiempo, autocontrol, preparación y suerte.

Hasta que al fin sucede…

            – ¡Gómez! ¡Pase al pizarrón! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario